lunes, 2 de julio de 2007

El día llegaba. Y nos mordía.



Era verano, 6 am. Habíamos caminado millares de cuadras.
El amanecer ni lo vimos; estábamos enfrascados en decir esas verdades que cuando te despertás se diluyen.
Fernet del pico, nadie quería dormirse. Girar alrededor de la pileta o de un problema, era lo mismo. Pero ninguno de los tres podía parar de hacerlo. Mirame bien, me dijo, esta se llama “cámara al agua”. Y ahí fue, con funda y todo; un cuerpo lanzándose al agua, un junco partido, el espesor de un dedo, una telita de cebolla.
Lloré con la incredulidad de una nena de 5 años.
Para comprobar que funcionaba, sacó una foto.

2 comentarios:

Blue dijo...

"Verdades que cuando despertás se diluyen". Dior. La historia de mi vida.

Anónimo dijo...

mi amor, yo te amo y por eso te lo digo a-si. con to-das-las-le-tras.


el mundo se diluye entre los dedos y se deshace... termina de deshacerse ni bien terminamos de abrir los ojos y se transforma en mundo ni bien terminamos de despertar. claro. clarisimo.


( y con lo bella que sos en esa foto pareces una cacatua cagada a palos... y nada. igual te quiero)