lunes, 9 de julio de 2007


Y de pronto los tres veíamos como la boca se nos transformaba en un agujero de plastilina que dibujaba sílabas imprecisas. La piel era blanda, tan blanda que podíamos meternos dentro uno del otro. Como jugadores principiantes de fichines, estábamos atascados en una esquina, con nuestras caras pegadas contra la pared. Habíamos perdido todo; ya no veíamos al dj y las cuatro latas que teníamos en la mano eran cajas que debíamos arrastrar, hasta sacarlas de allí. En el laberinto de los torsos, el camino aparecía dibujado: entrar, salir o permanecer era lo mismo y por eso nos movíamos todo el tiempo, lo traspasábamos y nuestras manos eran ramas suaves apartando cuerpos sucediéndose como ases de luz. Miles de bolas plateadas sobre el techo negro eran nuestro cielo y nuestra guía. Éramos tres albinos que veníamos de la guerra; nada iba a asustarnos, ni siquiera estar fosforeciendo rápidamente.

1 comentario:

By Marina Julia De Pian dijo...

esto es genial.
está lleno de imágenes, texturas, es genial.
hay imagenes y hay humo sobre el agua.

I Love jav., mari