sábado, 27 de septiembre de 2008

La influencia de una semana Rucci

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Soñé que papá era montonero. Algo había fallado en la organización de un plan y estamos todos escondidos en su estudio esperando que vengan a buscarnos. Nos vienen a buscar para matarnos. Después deciden que lo mejor es separarse y a Teté (que en el sueño era mi hermana) y a mí nos llevan a otro lugar: un restaurant que se llamaba La Farola, adonde íbamos a comer con mi familia todos los domingos al mediodía. Emilio, el dueño que tiene acento gallego nos tranquiliza y nos deja comer canastas de grisines para distraernos, mientras vigila desde la puerta que separa la cocina del salón. El restaurant se empieza a llenar de gente; entre las mesas hombres armados y perros. Teté y yo logramos salir alcanzando la puerta en cuatro patas sin ser vistas, como si fuéramos invisibles. Caminamos por la principal de Tandil tratando de volver rápido al estudio con nuestra familia. Pasamos por enfrente de Jony´s, otra confitería que ya no existe y nos damos cuenta de que está cerrada pero que adentro hay gente. Teté quiere entrar, cree ver conocidos que nos pueden ayudar. Pero yo noto movimientos raros y me doy cuenta: van a matar a todos los que están ahí adentro. Corremos hasta el estudio que es enfrente, la puerta de calle está abierta. Subimos las escaleras, encontramos todo revuelto. En el cuarto de la fotocopiadora hay dos colchones, nos tiramos en uno y nos tapamos con el otro. Nos quedamos ahí, quietitas esperando. Entonces, me despierta una llamada perdida.
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3 comentarios:

By Marina Julia De Pian dijo...

no tengo "enie" otra vez.
yo soniaba que te veia, vos que no te veiamos màs.
còmo se hace para que un comentario,
sea tan genial como lo que leemos?
Yo me acuerdo muy bien que me llevaron un domingo y pedi roast-beef en La Farola de calle Pinto.
vos te acordàs?

PABLO U dijo...

El otro día paré en un peaje y me sorprendí, el cartelito decía "ud. está siendo atendido por: Rucci José Ignacio". Después pensé que algunos niños llegan al mundo con un pan bajo el brazo y otros con un elefante a upa.

Buena historia!, tenés sueños muy cinematográficos.
Saludos!

Mercedes Ruiz Acevedo dijo...

yo también soñe algo de encierro. era judía y estaba atrapada en un campo y el campo era como esos laberintos de paredes de pasto.
por cierto, lo de la llamada perdida no es casual. yo siempre creí que hay gente que sabe lo que soñamos y estimula y reprime cada noche desde afuera lo que inocentemente pasa adentro.